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jueves, 18 de noviembre de 2010

Una encina centenaria con historias que contar

A la sombra de este árbol dormía la siesta
y dormía la vida
mirando el arco de la puerta
sus manos guardan una bellota recién caída
sus cenizas ya no las dispersa el viento
ni la tormenta, ni el calor del mediodía
tus hogueras encerraste, entre piedras
cuánto daría porque te vieras
señor en tu castillo y con tu muralla
ni condes ni señores descansan
en un sitio como éste
donde si te da la gana
te subes a la encina
y por las noches te bajas
Y eso, no es nada con lo que viene
por aquí han de pasar más de mil
quince mil, veinte mil almas
viajeros, niños y damas
que traerán, lo mismo, una cerveza
si se lo contamos, lo nuestro,
lo que tú sabes.
Pero deja tiempo al tiempo
y que los albañiles hagan su trabajo
y cumplan los plazos y los encargos
No te conozco de nada
y no me atrevo a envidiarte
me da vértigo la altura
y calambre tu libertad
lo mismo les da por llenarte
la fosa de monedas
y entonces como siempre
ya sabes, vamos a medias.



Poesía dedicada a un hombre que quiso quedarse bajo un árbol, con toda mi admiración.

1 comentario:

  1. Bonito poema. Si es centenaria la encina, sin duda tendrá historias que contar, guardará entre sus hojas alguna historia de amor y alguna que otra de desamor.

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